jueves, 24 de diciembre de 2009

EL NIÑO DE LOS ALAMOS!

EL NIÑO DE LOS ÁLAMOS




Soy el niño de los álamos, y he venido para confirmaros que nada sabéis de mí. Acaso creísteis que siendo yo del todo bueno, alcanzaría la seguridad que me prometisteis.

Siento el hambre en la mañana y en la noche no puedo conciliar mi sueño; dormito en las noches por el consuelo orquestal que hacen de mi mis entrañas. Tengo miedo y no hay quien ayude, pido auxilio y no hay camino de socorro ni vía al auxilio.

Soy el niño de los álamos, y siento pena, siento pena de que esperéis de mi algo que no quisierais darme; en el hambre y la necesidad he fundamentado mi gloria y por ello; desde los altos álamos a los que me enviasteis; siento vergüenza por vosotros.

Soy el niño de los álamos y quiero deciros que no hay nada más importante en la vida de un niño que encontrar el sustento abrigador de una familia protectora y confiable. ¿Acaso esperabais de mí, lo que nunca me disteis? Creísteis que el ser bueno y practicar valores era cuestión de dar tiempo a los juicios que vosotros levantáis sobre los indefensos.

Soy el niño de los álamos, y me he dado cuenta que de nada me sirve el vivir porque mis alas se conocían cauterizadas desde el momento mismo que di entre vosotros. Es que no logro entenderos, es que no logro justificaros, es que no logro construir la causa de vuestro frustramiento.

Soy el niño de los álamos y antes de que me construya el tiempo, quiero deciros que lo más importante, no es lo que vosotros pensáis de mí. Acaso creísteis que los motivos por los cuales se remedían mis inmediatas necesidades, son los motivos por los cuales he venido.

Soy el niño de los álamos y no os pido un triunfo sin forma, tampoco reniego la causa de vuestros actos; ni velo por mi causa. Pero como esperáis de mi algo que no me habéis dado; como esperáis un futuro cuando sobre mis lomos estáis construyendo calamidad.

No os entiendo hombres, tampoco os comprendo sabios. Acaso, ¿cuáles son los motivos de la vida? A caso, ¿cuáles son las causas de la existencia? Creo que vosotros sabéis más que yo. Porque vosotros sois adultos y habéis vivido más tiempo que yo sobre la tierra.

Entendimiento de doctos no tengo, pero si ello condiciona mi mente haciéndome semejante a vosotros ¿de qué me sirve? Acaso no fuisteis niños. Acaso no comprendisteis el porqué de tantos vacíos y desolaciones en vuestras vidas.

Soy el niño de los álamos y quiero deciros que las justificaciones y las riquezas se hicieron mañana porque el presente estaba construido hoy. Pero vosotros lo dañasteis y lo acabasteis con vuestras nobles farsas. ¿Qué sentido tiene pues la compañía del hombre con la bestia? ¿Qué gloria tendrá la araña en el palacio de un rey déspota y lujurioso?



Hoy no hay arrogancias ni cinismos pero la constristación de mi alma clama por el asesinato vil de la existencia pura de todos aquellos a quien yo represento y significo.

Venid todos, tratad de vivir como yo, sentid los anhelos de mi corazón y buscad la inteligencia de vuestros condicionamientos. Esperé tributo de los reyes y resultó que ellos demandaron de mi fuerza, os pedí comida en mi crecimiento y paso que no me disteis sino trabajo.

Mendigué el día, abracé la noche porque ella nunca lo hiso conmigo. ¿Queréis que os justifique? Cuando estando yo en el pabellón oscuro solo gritaban lujuriosos los grandes de los que hablan. Pasaron por mi costado muchos y desconocieron que al igual que todos estaba hecho de carne y de amor, aunque me negaron mis padres y mi condición se hiso tormentosa a mi necesidad.

Siento miedo de vosotros, me frustrasteis y me avergonzasteis hasta la muerte; tengo cadenas que enlazan mi rutina y conflictos que frustran la existencia. No puedo sobrevivir conmigo mismo y queréis de mi ayuda. ¡Acaso sois idiotas sin entendimiento alguno!

Me interesan los motivos del pasado porque con ellos evitareis que los de mi lugar se escabullen y no encuentren camino de superación y felicidad.

Mis dones y talentos innatos se han dormido porque mis inteligencias no han sido utilizadas, y mi dinamismo infantil os juzga porque no incentivasteis en mi lo que vosotros ya olvidasteis porque sois adultos. Pensasteis que al igual que todos os amaría por desgracia. ¿Acaso os provoco lastima? ¿Acaso os causo indignación y vergüenza? No soy más que el reflejo construido de vuestros actos, no soy más que la varilla expuesta sobre la casa derribada.

Os quiero ayudar y tal vez por eso es que os he sido enviado desde los altos álamos. Soy el niño de los álamos y os detesta mi alma.

Hay cobardes que buscan y hay ricos que ansían y tienen pero hay quienes como yo no saben ni comprenden. ¿Comprenden ustedes? Mi lenguaje agresivo no lo es si lo miráis con cordura y con algo de lo cual sois enemigos; la Inteligencia.

Ayer estuve pensando que deciros y encontré que nada podría guardar mi memoria que aquellos secretos conocidos que vivió mi alma; aquellos que por vuestro descaro dieron muerte a mis amigos y aquellos por los cuales mi alma no ha encontrado la paz. Contrario a lo que pensáis del alma de un niño, aun veo lo que hacéis y he sentido el dolor de que ni aun la muerte de muchos os ha permitido quitar esa ceguedad de vuestros ojos. Yo sé que la lucidez es algo que os da miedo. Intentáis mandarme a la escuela con un rejo en la mano, con un arma en mi cien y con un grupo de payasos que no preparan ni visualizan lo que vosotros podéis construir en mí.

¡Oh lucidez no te vayas! ven aquí, cumple tus compromisos. Cuando más bien debiera implorar oh mundo ciego, hasta cuando abriréis vuestros ojos y me mirareis con ojos de agrado. Buscáis soluciones a todo, y os conformáis con la respuesta del aparecido y a mí, que salí de vuestras entrañas me tenéis descobijado y desprotegido.



Mañana he pensado cautivaros en el olvido y mandaros para el lugar de vuestra morada, aquel lugar donde el cinismo, la mentira y la rabia son los tres pilares de vuestra potestad. Vergüenza ya no me dais, porque a estas alturas he reconocido que os merecéis cada designio que pensó vuestro corazón. Lamento que lo que ansiabais no lo pudieron haber visto vuestros ojos. Lamento que lo que esperabais de mi no os hubiera salido bien.

¡Qué lamentos ni que nada! ¿Para que me escucháis?, si sé que mañana vendrá un glotón y se comerá mi destino, si estoy seguro que no halláis mas que motivos para demostraros buenos e inofensivos; pero a mí me toco el papel del indomado, el doctor de lo inacostumbrado; el que rompe las reglas, llora y roba. Jajajaj a estas alturas ya me rio, porque no os entiendo hombres, no os comprendo.

Soy el representante de todos los niños; y ellos me han contado de los múltiples abusos y bestialidades que concurren entre su inocencia y vuestra maldad. ¡Qué horror! de haber sabido que tendría que lidiar con marionetas sanguinarias, sin mente y sin raciocinio, me habría yo sepultado en el vientre de mi madre para no haber visto lo que vosotros pensáis del bien.

Gracias os doy porque desde los álamos ya conocí la vida de vuestros caminos y creedme todos que mi corazón se compungió porque me dais lastima de que construyáis con vuestra boca y derribéis con vuestros pensamientos y maquinaciones. No hay en mi rabia, ni cinismo y menos mentira; lo que viví os lo digo. Seguid construyendo conocimiento sobre lo que no conocéis y seguir implorando la gloria de los triunfos cuando no queréis trabajar por el bien. ¿Dónde me dejáis a mí? Sé que para nadie fui motivo de dolor, se que ninguno vio mi aflicción. Ahora queréis remediar vuestros juicios y pensáis que os podéis poner a saldo conmigo. ¿Ya para qué? Que me contáis de mis colegas que me siguen visitando aquí en los álamos por vuestras inconcurrencias. Ayyy ¿qué diré? Ayy ¿qué haré?

Cuando entendáis porque os he hablado buscadme y esperad que os consuele con la dicha de deciros que nada valéis en mis sueños porque lo que anhelo ahora para nadie es secreto y lo que ven mis ojos no es más que el aciago necio andamiaje de supuestos valores con los que pensabais formarme.

Muy pocos de todos los niños que han venido a mí, me han contado que entre los que aun habitan vuestro mundo, hay en proceso de formación futuros sordos, hechos exactamente en la medida del ejemplo que de vosotros ven. ¡Pobrecitos mis amiguitos!, si pudieran abrir los ojos y distinguir una aguja de un limón, de seguro ellos tomarían el mando y de seguro vosotros no serias más que esclavos domadores de las bestias de la noche.

Por última vez os digo, “gracias”, porque todo lo que hacéis me ha permitido reconocer la ignorancia en la que vivís. ¡Busquemos un motivo, encontremos un camino, abramos las puertas del entendimiento y signifiquemos las razones del olvido! Condenad al pulcro de lengua y seguid matando al leñador. No hay quien os defina justicia y por supuesto no hay quien haya dispuesto su corazón para poder deciros: IDIOTAS, MORID POR LOS MISMOS NIÑOS QUE FRUSTTRAIS, SEPULTAD VUESTRAS CONCIENCIAS SI PODEIS Y ACARICIAD CON RECELO LA EVAPORACION DE VUESTRAS CABEZAS SOBRE MI LIBERTAD. ADIOS…

No hay comentarios:

Publicar un comentario