martes, 16 de agosto de 2011

EL PAIS QUE YO QUIERO

EL PAIS QUE YO QUIERO




He decidido catapultar este momento haciendo una queja por todas aquellas situaciones que me trasmiten impotencia ante la realidad vivida. Todo es tan ajeno al sentido humano, que llega el momento en que nos cansamos de vivir la vida que nos toca. Desesperadamente grito en alta voz sin ser oído por nadie; siento rabia y eso no soluciona nada; entonces me resigno a aceptar; entonces me doy cuenta que soy un perdedor y un hijo frustrado de la mal pensada sociedad.

Si usted que está allí pensado la utópica vida que florece desde lo más profundo de sus entrañas, está de acuerdo; y si usted que vive para existir encajando las obligaciones y necesidades humanas, lo piensa; y si usted que está allí, pobre infeliz, aguantando y acostumbrándose a comer mal y a no dormir está de acuerdo, ¡entonces considere!

Nací en una familia pobre de Colombia; en el departamento del Huila y específicamente en la ciudad de Neiva y para entrar en más detalles; en un barrio acorde a mi situación llamado la inmaculada. Crecí viendo a mi madre trabajar incansablemente para sostener una familia compuesta por cinco hijos y lidiando con un marido trabajador pero incoherente. Sufrí viendo las inconsistencias de mi crianza y el desperdició que la sociedad hacía de mí. En realidad creo haber sido el niño más tranquilo y resignado en cuanto a la escasez en que me crié. Me acostumbré a ser feliz con poco ó tal vez con nada.

No me gustaba el estudio cuando era un niño; todo era tan monotemático y tradicional que en realidad sentía que no aprendía nada. Me caracterizaba por ser un niño altruista, con un liderazgo receptivo y muy sagaz para diferenciar las cosas buenas de las malas. Le aseguraba a mi madre que me convertiría en el médico que ella por obvias razones no pudo ser. Pronto me di cuenta que si estudiaba lograría cumplir el anhelo de mi corazón, el cual no era otro que salir de la pobreza. Entré al bachillerato y me propuse ser el mejor en todo, y lo peor es que no lo hacía por mí; sino por mi madre y en últimas por la condicionada sociedad. Decidí aceptar ser lo que debía ser y de esa manera crecí.

No sé si la pobreza hace parte de una maldición ancestral o si ello encausa las acciones de los justos. Terminé la secundaria como estudiante becado por el excelente rendimiento académico que logré. Me convertí también en el orgullo de mi madre y por ende en el de mi familia. Ahora debía encender las alarmas porque se había presentado un problema. Mis resultados ICFES no fueron favorables; fueron pésimos. Entré en una pesadilla real y difícil de creer; no podía creer que mis conocidos de colegios privados; vagos por costumbre, hubiesen tenido un desempeño mejor que el mío en ese discriminador examen. Me sentí muy triste ese día y frustrado. Era claro que los sueños que había tenido desde niño se convertirían entonces en una utopía que no me dejaba otra salida que la misma resignación.

Tengo que decir que afortunadamente, pronto me interesé por los temas políticos y me apasioné mucho por la filantropía y/o el trabajo social. MIRA existió y con ello desapareció el deseo de mi madre de que me convirtiera en un médico que pronto les hiciera la vida rica a todos. Me preparé de nuevo para estudiar derecho en la universidad Surcolombiana, única universidad pública de la ciudad de Neiva. Una persona pobre como yo, sino lograba un cupo en la universidad; estaba condenado a hacer parte del miserable mercado laboral y eso era algo que carcomía mis entrañas; era algo que no estaba dispuesto a aceptar porque atentaba contra todos mis principios de vida que había logrado identificar en mí. Obsesionado con la idea de convertirme en un abogado, para próximamente ser un político de mi país; nuevamente me cobijó una profunda depresión dada a la difícil situación de no haber pasado a mi única opción de bienestar: ¡una profesión!

Un amigo me habló de la Escuela Superior de Administración Pública, ESAP; una universidad del Estado que tiene como propósito formar gerentes públicos que cumplan el propósito administrativo de hacer el bien común bajo parámetros éticos y favorables para la sociedad. Me gustó el pensum académico; lo quise en mi vida y así fue. Empecé esa carrera profesional pero pronto una gran falencia empezó a mostrarme que perdía toda mi capacidad y entusiasmo escuchando profesores mediocres que no entendían lo que enseñaban. Nuevamente la frustración entró a mí ser y el desespero de no ahogarme en el olvido me estresó. Gracias al apoyo de mi familia; tuve la fortaleza suficiente para aplicar nuevamente a la universidad pero no al mismo programa de derecho; ya lo había desechado dado el programa de administración pública que estaba dispuesto a cumplir por encima de la insuficiencia de los ¨maestros¨. El tiempo avizoraba un muy buen futuro para aquellos colombianos que dominaran perfectamente el idioma inglés; nunca me gustó y lo asimilaba con mucho esfuerzo, el solo hecho de pensar estudiar inglés, dejaba en mí, un vació incomprensible y poco deseable. Lo consideré un reto intelectual y lo logré.

Por el mismo tiempo recibí dos títulos profesionales; me gradué como Administrador Público y licenciado en educación básica con énfasis en humanidades, lengua extranjera –inglés-; me sentí satisfecho por esos dos logros pero no me sentí conforme con ellos. Recorrí mi pasado y no podía culparme por no haber aprovechado el tiempo; tampoco podía decir que había estudiado algo que no me interesaba porque aquellas cosas hicieron parte de mi pasión. Algo que olvidé decir es que antes de iniciar mis carreras profesionales empecé a llevar un libro de memorias sobre los hechos más representativos de mi corta existencia; manifestaba en ellos las profundidades de mi alma y los secretos de mi corazón. El hecho es que cuando me convertí en profesional; me di cuenta que me gustaba escribir, me interesé por ello pese a que no me gustaba leer. Traté de retomar mis vivencias, estudié los detalles de cada sociedad en el mundo y pronto empecé a escribir. Escribía no con el propósito de ser un escritor, sino con el ánimo de exorcizar mis frustraciones y de manifestar mi descontento con la desigualdad de la vida.

Enfrentar el mercado laboral, sin querer ser lo que te tocó ser es algo indeseable; y digo eso porque jamás pensé ser un profesor de inglés; de hecho mi necesidad, se debía más a la importancia de no ser llamado el analfabeta del siglo XXI. Tener que ser profesor es una experiencia que he empezado a disfrutar aunque siendo honesto conmigo mismo, no me hace feliz en lo absoluto. Desesperadamente, empecé a mover contactos políticos para ocupar un cargo público en alguna empresa estatal; aclaro que no soy bueno para lamber a la gente y mucho menos para mendigar ayuda. Lo intenté pero tampoco funcionó; la política en mi país está viciada por el clientelismo y por pequeñas burguesías que deshonran el país. Me cansé de buscar empleó, me cansé de existir, me cansé de ver tantas inconsistencias y tan pocas salidas a la felicidad y al triunfo; me encontré a mí mismo y me di cuenta que el producto que la sociedad había formado en mí; no competía con el capital humano de países desarrollados que tienen como principal fuente de destinación –EL SER HUMANO-.

Con base a mi posible modelo de vida; quiero expresar ahora; siendo la una y quince de la mañana que el país que yo quiero no puede seguir siendo la añorada utopía de todos los Colombianos; he aquí mi país:

Solo por un momento tratemos de borrar el ¨dinero¨ de nuestra existencia; meditémoslo por un segundo e imaginemos un país que se responsabilice de usted, sí, de usted que nació hoy. Tus padres son dos talentosos seres humanos que han hecho con sus vidas lo mejor que pudieron hacer; ella es una arquitecta apasionada y él un pintor internacional. El país en que nacieron los apoyó en sus caprichos y en las decisiones que tomaron. Cada uno está identificado por el gobierno con un shift inteligente llamado ¨cédula¨; ese shift es el invento de un Colombiano que pensó en registrar cada detalle de tus padres para convertirlos en dos potenciales humanos capaces de revolucionar cualquier paradigma social. La cédula pasa por cualquier máquina de inteligencia artificial y le pide una clave que solo usted conoce. En ella usted encuentra su programa que dice todo sobre usted. Se registra claramente la capacidad de adquisición que has logrado dado tus talentos y virtudes sociales. Entonces tienes dos padres talentosos, trabajadores y aguerridos que lucharon por sus pasiones y por tanto son felices. Ellos no te van a heredar dinero; te van a heredar comodidades; y la sociedad misma te va a dar todas las herramientas para que explotes ese don innato que te hace diferente a todos los demás. Todo lo puedes ahora; ¿Qué quieres hacer de tu vida?

Naciste; todos celebramos ese memorable acontecimiento; no serás identificado como una persona más del montón sino como una estrella de impacto mundial digna de llevar la nacionalidad Colombiana. Desde muy niño, la avanzada educación empieza a exponerte a todas las cosas que existen; pasas a ser el objeto de estudio del mundo al que llegaste; todos quieren conocer tus talentos, todos quieren conocer tus gustos, todos quieren conocer tus capacidades, tu resistencia, tu valor y tu ser. Para lograrlo; todos empiezan a resumirte el mundo con una pedagogía de avanzada aplicada en ti.

Empiezas a crecer; empiezas a estudiar; en el colegio te han expuesto a todo arte conocido; te han enseñado los fundamentos de cada asignatura; has aprendido lo que debes aprender; de hecho has aprendido las culturas de cada raza y has palpado el mundo que te rodea y apenas eres un niño que crece. Ya sabes lo que te gusta y lo que no. Has terminado la escuela básica, y, ahora sabes a que quieres dedicarte en la vida. Resulta que tienes talento para cantar, pero no te gusta; tu pasión es escribir. Te dedicas a ello sin descuidar lo otro; el país te hace llegar a donde tú quieras llegar con esa profesión; no existen condiciones negativas como la falta de dinero ó la falta de alimentación. Todo lo tienes, todo está abiertamente dispuesto para ti. Solo procura ser el mejor porque el Estado te lo exigirá.

Eres un joven de tierna edad y ya estás seguro de lo que eres y de lo que quieres; conoces al mundo como a la palma de tu mano; manejas perfectamente cinco idiomas y tienes el orgullo patriótico en la frente. Tú interés ahora es competir con otros países; competir por devolverle a tu Nación todo aquello que te dio. Ahora debes ser un novel; debes trascender; debes tomar el timón de tu propio ser y seguir. Tus talentos y deseos te son cumplidos en la medida que hagas la diferencia en tu generación. ¿Quieres ir a la Luna?, el Estado te dirá si tienes la capacidad de trabajo para hacerlo y si te falta algo todavía; sé un poco mejor; compite y logra tu sueño de ir a la Luna.

Ya el dinero no existe en tu mente; existe un talento, ó tal vez muchos; existe un gusto; existe un ánimo y un solo propósito: ¨sacar la cara por tu país en el ámbito internacional¨; ahora eres el hombre ó la mujer más millonario(a) del mundo. Con tus talentos, con tus innovaciones has hecho historia; puedes hacer lo que desees con todo el desempeño de tu vida y lo mejor es que sigues siendo joven y en tu país no existen personas escasas porque todos ellos son héroes, porque todos ellos son luz. El Estado Colombiano obligó a todos sus ciudadanos a hacer de su vida un propósito; aquellos que no se encontraron a sí mismos sino que se dejaron llevar por la negligencia y la pereza; hoy en día para poder subsistir están ocupados en servicios viles como hacer aseo y atender a aquellos que si llenaron de orgullo a su Nación. Pero te cuento que ellos son extranjeros; ninguno de ellos es hermano; ninguno de ellos es Colombiano. En el ámbito internacional, tú país negocia con todas las monedas del mundo; el Estado maneja eso que ya no es necesario en tu vida; tú tienes un respaldo en virtudes que te permiten viajar, comer y vivir como un rey. Ahora eres feliz y yo también lo soy porque todo tu potencial ha salido a relucir.

Nuestro país ahora es el más rico del mundo; cada habitante es una empresa; cada ser humano es un ser poderoso lleno de virtudes y de talentos que vislumbran a la humanidad entera. Eres historia, eres inolvidable y siempre recordado por lo que eres. La educación ya no es para aprender; la educación es para trascender; es para innovar, es para hacer la locura que alguna vez pensaste hacer. Tienes las herramientas; ¿quieres traer todas las riquezas del mundo a las arcas de tu país? Eso es posible, si lo quieres hacer, hazlo ya; el único obstáculo eres tú. Decídelo y hazlo.

Creciste en un país rico, eres rico y te mantuviste rico; gracias a ello, las generaciones que vendrán detrás de ti; serán mejores, porque tus obras y todos tus hechos son la referencia de las huellas que ellos deben seguir…



NOTAS:



El país que yo quiero, no diferencia clases sociales;



El país que yo quiero, construye un ser humano que luego edifica una sociedad que se traga al mundo entero.



El país que yo quiero, no se rige por el dinero; descubre talentos y los perfecciona. Cada ser humano es una empresa viviente.





¨SI LO HAS DESCUBIERTO; NO PERMITAS QUE ESTO SIGA SIENDO PARTE DE LOS SUEÑOS NO ALCANZADOS POR LOS COLOMBIANOS. PIENSA EN TU DECENDENCIA; ¿QUÉ MUNDO QUIERES DEJARLE POR HERENCIA?¨

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